Causas principales de la apoplejía
La apoplejía puede tener diversas causas, dependiendo del tipo. En el caso de la apoplejía isquémica, la más frecuente, se produce una obstrucción en una arteria cerebral por un coágulo sanguíneo (trombosis) o por un émbolo que viaja desde otra parte del cuerpo, como el corazón o las arterias carótidas. Esta obstrucción impide que el oxígeno y los nutrientes lleguen a una zona del cerebro, provocando la muerte celular en minutos.
Por otro lado, la apoplejía hemorrágica se debe a la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro, lo que provoca sangrado interno y daño en las estructuras cerebrales cercanas. Esta puede estar relacionada con hipertensión arterial no controlada, malformaciones arteriovenosas, aneurismas o traumatismos craneoencefálicos.
Factores de riesgo más comunes
- Presión arterial alta (hipertensión).
- Colesterol elevado.
- Diabetes mellitus.
- Tabaquismo y consumo excesivo de alcohol.
- Obesidad y vida sedentaria.
- Fibrilación auricular u otras enfermedades cardíacas.
- Historial familiar de accidentes cerebrovasculares.
Síntomas frecuentes de la apoplejía
Los síntomas de la apoplejía suelen aparecer de forma repentina y dependen de la región cerebral afectada. Algunos signos de alarma incluyen:
- Entumecimiento o debilidad en la cara, brazo o pierna, especialmente en un solo lado del cuerpo.
- Confusión o dificultad para hablar y comprender lo que se dice.
- Problemas para ver con uno o ambos ojos.
- Problemas para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación.
- Dolor de cabeza severo, súbito y sin causa aparente.
Un método rápido para detectar una apoplejía es el acrónimo FAST (Face, Arms, Speech, Time): cara caída, debilidad en los brazos, dificultad en el habla y la necesidad de actuar rápidamente.
Diagnóstico de la apoplejía
El diagnóstico debe realizarse lo antes posible en un entorno hospitalario. El equipo médico suele comenzar con una evaluación neurológica básica y pruebas de imagen cerebral para determinar el tipo de apoplejía.
Pruebas utilizadas
- Tomografía computarizada (TC): permite detectar hemorragias cerebrales o daños en el tejido.
- Resonancia magnética (RM): ofrece imágenes detalladas del cerebro y puede identificar infartos más pequeños o recientes.
- Análisis de sangre: para evaluar niveles de glucosa, coagulación y otros parámetros importantes.
- Electrocardiograma y ecocardiograma: útiles para identificar causas cardíacas como embolias.
- Ecografía Doppler: utilizada para analizar el flujo sanguíneo en las arterias del cuello.
Tratamiento de la apoplejía
El tratamiento dependerá del tipo de apoplejía. En ambos casos, el objetivo es restablecer el flujo sanguíneo y minimizar el daño cerebral.
Tratamiento de la apoplejía isquémica
En los casos de apoplejía isquémica, se puede administrar un fármaco trombolítico como la alteplasa dentro de las primeras 4,5 horas desde el inicio de los síntomas, lo que mejora significativamente el pronóstico. También pueden realizarse trombectomías mecánicas para extraer el coágulo de forma física en casos seleccionados.
Tratamiento de la apoplejía hemorrágica
Cuando se trata de una apoplejía hemorrágica, el manejo se centra en controlar la presión intracraneal y detener el sangrado. A menudo se requiere cirugía para reparar aneurismas o evacuar hematomas. Se usan medicamentos para controlar la presión arterial y prevenir convulsiones.
Rehabilitación y recuperación
Tras una apoplejía, muchos pacientes requieren rehabilitación intensiva para recuperar funciones perdidas. Esta puede incluir fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y apoyo psicológico. La recuperación depende de factores como la gravedad del daño cerebral, la edad del paciente y el tiempo transcurrido desde el inicio del tratamiento.
Prevención de una apoplejía
La prevención de la apoplejía se basa en el control de los factores de riesgo y en adoptar un estilo de vida saludable. Algunas recomendaciones clave incluyen:
- Mantener la presión arterial bajo control.
- Reducir el colesterol y la glucosa en sangre.
- Dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol.
- Seguir una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y baja en grasas saturadas.
- Realizar actividad física regular, al menos 30 minutos al día.
- Tomar medicación prescrita, como anticoagulantes, en caso de enfermedades cardíacas.
¿Cuándo acudir al médico?
Ante cualquier signo de apoplejía, es vital actuar con urgencia. Cuanto más rápido se administre el tratamiento adecuado, mayores serán las probabilidades de recuperación y menor el riesgo de secuelas permanentes. El tiempo es cerebro: si sospechas de un ictus, llama inmediatamente a los servicios de emergencia.
Categoría médica
Este término pertenece a la categoría de Síntoma.
Neurología